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Foto del escritorEduardo Hernandez

¿Qué te pasa? ¿Olvidas de dónde vienes?

Actualizado: 12 sept 2021

Es totalmente lógico sentirse abrumado en estos días. Cuando no se trata de la amenaza de la pandemia hacia uno mismo, es para con los familiares o amigos. Cuando no se trata de querer saber cómo se reactivará la economía o qué pasará en el futuro, es porque hay mucho agobio con los compromisos actuales. Cuando no es por la falta de dinero, es porque siento que no puedo ganar más de lo que debería. Y la cuenta continúa. Los motivos para sentirse estresado parece no detenerse.

Piensa un poco, ¿Cómo fuiste avanzando en el colegio? ¿Fue fácil? No ¿Cómo fue el primer día de trabajo o la noche antes de empezar el primer trabajo? ¿Fue fácil? Quizás no ¿Por cuántos momentos difíciles y exigentes has pasado y los has superado? ¿Han sido pocos? Me imagino que no. ¿Gozas de buena salud y la familia está en buenas condiciones? ¿Estás vivo? Claro, estás leyendo este artículo. Entonces ¿Por qué te castigas tanto? ¿Por qué te exiges tanto? Después de todo, ¿Cómo aprendiste a caminar? ¿Fue fácil? No, seguramente no lo recuerdas, pero no fue fácil. Tuviste que insistir e insistir hasta lograrlo. Y lo lograste, porque no sabías lo que significaba fallar, el significado de la burla, o el compararte con otros. Es más, no sabías lo que era el cansancio. Quienes tenemos hijos, y si lo tienes, sabemos de lo que hablamos. Los niños son incansables. Tienen mucha energía.

No importa por lo que estés pasando hoy. No importa si no ves el futuro claro. Te aseguro que hoy estás más preparado que cuando empezaste. Tienes más conocimientos que cuando empezaste. Tienes más experiencia que cuando empezaste. Posees más herramientas para defenderte que cuando empezaste. Entonces, ¿Qué te pasa? ¿Olvidas de dónde vienes?

Nunca dudes de tu capacidad. No digo que sea fácil. Quizás, no. Los caminos del éxito verdadero nunca son fáciles ni sencillos, además ¿De qué crees que se trata? ¿De un lecho de rosas? Pues, no. Así es la vida. Y Dios te dará la carga que puedas llevar. Tienes tus compromisos, tienes familia, tienes un legado de tus padres o de quienes te formaron, no los defraudes. Se valiente. Levanta la cara, toma aire y afronta lo que te toca. Ya pasará lo incómodo y vendrán tiempos mejores. No permitas que tus pensamientos te traicionen. Eso sí que puedes controlarlo. Ocupa tu mente en pensamientos fuertes y tu tiempo en acciones constructivas, de trabajo, de responsabilidad, de logros. Luego, en menos de lo que imagines, ¡Voila! los caminos se abren.

¡Confía en ti! ¿Si no eres tú, entonces quién?

¡Sigamos adelante y hacia arriba!


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